Hola majos:
CRÓNICA DE UNA REUNIÓN MOTERA
Ilusionados salíamos desde Guadalajara con un ojo en el cielo y con calorcito en el cuerpo producto del desayuno en la churrería.
Recorrimos el primer tramo de 80 kms. de autovía, viendo como el paisaje, poco a poco, se tornaba blanco.
El astro sol, aunque brillaba, no llegaba a hacer la función que a todos nos apetecía, por lo que, al llegar a Molina de Aragón, en mayor o menor medida, teníamos todos el frió metido en el cuerpo.
Se reinició la ruta y todo iba discurriendo de una manera tranquila.
En El Pedregal, último pueblo de Guadalajara por la N-211, nos encontramos a un tipo que llevaba una R 1200 RT y que se puso a hacernos fotos según íbamos pasando.
Llegamos a la Provincia de Teruel, y el viento hizo aparición, pero todo seguía de una manera tranquila.
Al llegar a Daroca, y fruto de un error técnico, nos desviamos hacia la A-23, donde pudimos comprobar que hasta unas horas antes, aquello había estado cubierto de nieve o hielo. Nos dimos cuenta allí, que las advertencias de algún forero sobre el viento que existe siempre por esa zona, no eran infundadas.
Llegamos a Cariñena y acto seguido a Almonacid, donde estaban esperando los más prematuros con caras alegres.
Nada más bajar y quitarnos el casco, pudimos percibir sobre nuestros rostros, cómo la climatología nos había respetado en cuanto a precipitaciones se refiere, pero las bajas temperaturas nos recordaban que el invierno, este año, se está haciendo demasiado largo.
Pero, a pesar de las bajas temperaturas de la ruta, del aire que reinaba en la zona, NO ME QUEDÉ FRÍO.
Después de los saludos y presentaciones a quien buenamente se pudo, ya que éramos muchos, nos fuimos a cambiar cada uno a su alojamiento.
Ya en el restaurante, la comida se inició con retraso, por causas diversas, pero eso no era problema, ya que estábamos charlando, riendo y disfrutando de todo lo que una reunión de este tipo conlleva.
Después, nos fuimos al albergue, donde pudimos tomar unos refrigerios, mientras continuábamos aprovechando ese momento, que no todos los días podemos hacer. Fuimos a visitar bodegas, a aparcar las motos, a poner rejillas, a cambiar bombillas, a repartir cables para los espejos, …………….. y vuelta al albergue. Hacía un viento gélido, y llevaba la cara sin cubrir, pero a pesar de esto, NO ME QUEDÉ FRÍO.
Llegó la hora de la cena y hubo hasta bendiciones del primer plato, lo que hizo a más de uno tener que soltar el cazo de servir, porque la risa le hacía perder las fuerzas. Las costillas siguieron a la sopa y ensalada, finalizando la comida con algún que otro refrigerio.
Después de un buen rato, cada mochuelo se fue a su olivo, siendo variadas las anécdotas que surgieron dependiendo dónde se alojasen.
El amanecer, tranquilo, y mirando de nuevo al cielo para ver si había cambiado a peor. Suerte, la cosa parece tranquila. Duchas, desayunos e ir a por las monturas para de nuevo cargarlas con los bártulos.
Despedidas en la calle, con aire gélido, pero viendo las caras de cada uno, no hacía pensar en la temperatura, sino en otra experiencia más que nos llevábamos a cuestas.
De nuevo en marcha, esta vez para volver a nuestras residencias. El aire hacía que la ruta fuera algo más incómoda de lo habitual, pero eso no llegó a ser impedimento para que, al final, regresáramos sin ningún contratiempo de demasiada importancia.
Por cierto, en medio del viaje de vuelta, el mismo tipo que nos encontramos en El Pedregal, apareció encima de un puente de la A-2 y continuaba sacándonos fotos. A alguno me consta que se le apretó el culo pensando que era algún radar.
Llegados a casa, me hice una pregunta: si las bajas temperaturas y el aire gélido no consiguieron afectarme, ¿qué es lo que me hizo quedarme frío?
He llegado a varias conclusiones:
Me hizo quedarme frío ver la cara de Manel, con un cansancio que saltaba a la vista y un enfado que no sabía muy bien por qué iba.
Luego me di cuenta que todo era fruto de lo desconsiderados que hemos sido algunos con él, ya que, después de darnos todo “mascado”, hemos hecho cosas como:
- [highlight]La noche de antes, dejarle colgado con una habitación, porque hemos cambiado de opinión con respecto a la manera de alojarnos.[/highlight]
- Irnos sin pagar todo lo que se montó, y que no era sólo para los que nos quedábamos a cenar. Hubo quien no cenó y apenas tomó nada y sin embargo, como es de lógica, abonó la cantidad que se estipuló.
- Regatear el precio, que incluía el alojamiento, desayuno, cena y bebidas (50 € por todo ello, ¡¡¡¡qué barbaridad!!!!!).
- Hacer que, al final de todo, tenga que poner dinero de su bolsillo, después de las horas empleadas, quebraderos de cabeza y demás cosas que conlleva montar cualquier tipo de eventos de esta envergadura.
Estas cosas son las que me hicieron quedar frío.
Gracias a todas las demás situaciones que he vivido estos días, ese frío fue mínimo, porque he llegado a casa con una satisfacción muy grande.
He conocido a gente, he disfrutados de las conversaciones, he reído como hacía tiempo que no hacía, …………. No pongo nicks, porque, aunque suene a tópico, se olvidaría alguno. Pero gracias de nuevo por esos buenos momentos.
En resumen, los contras no han podido con los pros, y considero una experiencia positiva el fin de semana.
Gracias a los que me han aportado su poquito de calor.
P.D.- Ya que veo que es de interés común y comidilla de corralas y parques, los productos que se iban a sortear, se está pensando si dejar de hacer o no la rifa de los mismos y desperdiciar esos regalos dejándolos en las tiendas que se ofrecieron, ya que no sólo yo me quedé frío con algunas cosas que allí ocurrieron.
Por supuesto, la decisión que se tome, se hará pública, para crítica constructiva o destructiva de los que la lean.
Puede que mis opiniones escuezan a alguien, o simplemente sean pasadas por alto, pero debiéramos hacer reflexión si verdaderamente hemos sido justos con quien se ha desvivido por hacer que esté todo lo mejor posible y a punto para cuándo llegáramos.
Salu2