ovejanegra
Curveando
Ayer, conduciendo una Bandit 400 de 1993 por una carretera comarcal en el área de Sant Sadurní de Noia (Barcelona), pensé en este foro.
Iba yo a un ritmo ligero por una carretera revirada detrás de dos furgonetas. La que me precedía inmediatamente era una de esas pequeñas totalmente cuadrada y con los cristales tintados, de aquellas que no te permiten ver más allá sobre todo si te acercas mucho. La que iba delante de nosotros dos era un poco más grande. El ritmo era vivo, típico de conductores lugareños que conocen la carretera. Esta solo permitía adelantar en trozos cortos muy concretos, y dado que tenía que adelantar a las dos furgos y que mi moto tiene 55 CV y la energía concentrada en los altos, decidí quedarme detrás. Además el ritmo no era del todo aburrido, íbamos ligeritos sobre todo ellos teniendo en cuenta las cajas con ruedas que conducían. Ajusté la distancia de seguridad a unos 10-15 metros, aunque iba oscilando, me acercaba en las curvas y me alejaba algo en las rectas.
En esto que llegamos a una recta en la que aceleramos. Pero de repente, veo que la furgoneta que me precede se para en la carretera, o casi se para, de tal forma que hasta pone las luces de emergencia. Enseguida veo que estoy en apuros. Debíamos ir a una velocidad de 90 - 100 km/h en el momento que me dí cuenta. Tiro de los dos frenos simultáneamente y me acerco peligrosamente a la furgoneta prácticamente detenida de repente... sigo apretando hasta que noto que la rueda trasera empieza a deslizar y la delantera chirría un poco... momento en que puedo relajarme porque la moto está prácticamente detenida a metro y medio dos metros del portón de la furgo. Suspiro hondo viendo como la furgoneta grande, que precede a la que yo tengo delante, gira saliendo de la carretera por un desvío lateral a izquierdas que le obliga a atravesar el carril contrario. La furgo que tenía delante me impidió ver las intenciones de la siguiente y eso me pilló de sorpresa. El conductor de la furgo que me precedía, sabiendo que estaba yo detrás, tuvo la amabilidad y el buen sentido de avisarme con sus luces de emergencia. Un gran tipo.
La moto frenó bien sin resbalar apenas aunque no llevo ABS. La horquilla no se me descompuso, ni rebotó, ni hizo tope y ni se torció la dirección. Todo esto me salvó de meterme dentro de la furgoneta delantera o intentar esquivarla y hacer salto olímpico por el terraplén de la carretera. Tengo que decir que mi moto tiene la pinza de freno delantera cambiada por la de una Bandit 600 de 2005, más grande y potente, y que hace pocos meses rehice la horquilla, cambié los muelles por unos öhlins de GSXR600 y monté unos tapones de horquilla con regulación de precarga, cosa que la moto no tenía. Si hubiera llevado la moto de serie con los componentes típicos de 1993, no sé que hubiera pasado, pero me temo que algo más que un sustillo.
Lo que quiero decir es que este tipo de situaciones, que no son típicas de un circuito ni de ir a cuchillo sino que son cotidianas, pueden sucederle a cualquier con una moto que sea capaz de superar los 120 km/h y de seguir tráfico rodado con ritmo vivo. No hablo de conducción deportiva ni extrema, hablo de conducción de calle normal.
Mi Bandit pesa algo menos de 200 kg y poco más de 190. Es una moto pequeña y manejable. Aún así, he tenido que mejorar el ciclo para que cumpla unos mínimos del siglo XXI. Y todo esto viene a colación porque nunca dejaré de sorprenderme de que los fabricantes actuales (sobre todo de neoclásicas) nos sigan vendiendo máquinas de más de 200 kg de peso y más de 50 CV de potencia con horquillas convencionales sencillas sin regulación, un único disco de freno con una pinza de dos pistones, amortiguadores básicos de calidad mediocre... lo hagan sin que nadie se queje ni denuncie la situación... ¡y además a un precio superior que sus equivalentes de estética moderna!! Eso sí, ABS obligatorio.
La coartada del fabricante y de la prensa del sector, partidista y sobornada, es que esas motos "no son para conducción deportiva ni extrema"....
Lo que me pasó ayer me demuestra que todos esos argumentos son falsos y que nos venden máquinas poco seguras para una conducción normal y cotidiana. Esto tenía una excusa hace 30 años, pero hoy es inaceptable y roza la malversación. Voy a fundar un movimiento para exigir a todos los fabricantes de motos medianas y grandes (>200 kg y > 50 CV) horquillas regulables, frenos de dos discos con pinzas de cuatro pistones, amortiguadores también regulables... ¡como mínimo y sin aumentar el precio!
Es decir, que nos vendan motos acabadas porque el precio que pagamos lo exige. ¡A las barricadas! :excited:
Iba yo a un ritmo ligero por una carretera revirada detrás de dos furgonetas. La que me precedía inmediatamente era una de esas pequeñas totalmente cuadrada y con los cristales tintados, de aquellas que no te permiten ver más allá sobre todo si te acercas mucho. La que iba delante de nosotros dos era un poco más grande. El ritmo era vivo, típico de conductores lugareños que conocen la carretera. Esta solo permitía adelantar en trozos cortos muy concretos, y dado que tenía que adelantar a las dos furgos y que mi moto tiene 55 CV y la energía concentrada en los altos, decidí quedarme detrás. Además el ritmo no era del todo aburrido, íbamos ligeritos sobre todo ellos teniendo en cuenta las cajas con ruedas que conducían. Ajusté la distancia de seguridad a unos 10-15 metros, aunque iba oscilando, me acercaba en las curvas y me alejaba algo en las rectas.
En esto que llegamos a una recta en la que aceleramos. Pero de repente, veo que la furgoneta que me precede se para en la carretera, o casi se para, de tal forma que hasta pone las luces de emergencia. Enseguida veo que estoy en apuros. Debíamos ir a una velocidad de 90 - 100 km/h en el momento que me dí cuenta. Tiro de los dos frenos simultáneamente y me acerco peligrosamente a la furgoneta prácticamente detenida de repente... sigo apretando hasta que noto que la rueda trasera empieza a deslizar y la delantera chirría un poco... momento en que puedo relajarme porque la moto está prácticamente detenida a metro y medio dos metros del portón de la furgo. Suspiro hondo viendo como la furgoneta grande, que precede a la que yo tengo delante, gira saliendo de la carretera por un desvío lateral a izquierdas que le obliga a atravesar el carril contrario. La furgo que tenía delante me impidió ver las intenciones de la siguiente y eso me pilló de sorpresa. El conductor de la furgo que me precedía, sabiendo que estaba yo detrás, tuvo la amabilidad y el buen sentido de avisarme con sus luces de emergencia. Un gran tipo.
La moto frenó bien sin resbalar apenas aunque no llevo ABS. La horquilla no se me descompuso, ni rebotó, ni hizo tope y ni se torció la dirección. Todo esto me salvó de meterme dentro de la furgoneta delantera o intentar esquivarla y hacer salto olímpico por el terraplén de la carretera. Tengo que decir que mi moto tiene la pinza de freno delantera cambiada por la de una Bandit 600 de 2005, más grande y potente, y que hace pocos meses rehice la horquilla, cambié los muelles por unos öhlins de GSXR600 y monté unos tapones de horquilla con regulación de precarga, cosa que la moto no tenía. Si hubiera llevado la moto de serie con los componentes típicos de 1993, no sé que hubiera pasado, pero me temo que algo más que un sustillo.
Lo que quiero decir es que este tipo de situaciones, que no son típicas de un circuito ni de ir a cuchillo sino que son cotidianas, pueden sucederle a cualquier con una moto que sea capaz de superar los 120 km/h y de seguir tráfico rodado con ritmo vivo. No hablo de conducción deportiva ni extrema, hablo de conducción de calle normal.
Mi Bandit pesa algo menos de 200 kg y poco más de 190. Es una moto pequeña y manejable. Aún así, he tenido que mejorar el ciclo para que cumpla unos mínimos del siglo XXI. Y todo esto viene a colación porque nunca dejaré de sorprenderme de que los fabricantes actuales (sobre todo de neoclásicas) nos sigan vendiendo máquinas de más de 200 kg de peso y más de 50 CV de potencia con horquillas convencionales sencillas sin regulación, un único disco de freno con una pinza de dos pistones, amortiguadores básicos de calidad mediocre... lo hagan sin que nadie se queje ni denuncie la situación... ¡y además a un precio superior que sus equivalentes de estética moderna!! Eso sí, ABS obligatorio.

La coartada del fabricante y de la prensa del sector, partidista y sobornada, es que esas motos "no son para conducción deportiva ni extrema"....

Lo que me pasó ayer me demuestra que todos esos argumentos son falsos y que nos venden máquinas poco seguras para una conducción normal y cotidiana. Esto tenía una excusa hace 30 años, pero hoy es inaceptable y roza la malversación. Voy a fundar un movimiento para exigir a todos los fabricantes de motos medianas y grandes (>200 kg y > 50 CV) horquillas regulables, frenos de dos discos con pinzas de cuatro pistones, amortiguadores también regulables... ¡como mínimo y sin aumentar el precio!
Es decir, que nos vendan motos acabadas porque el precio que pagamos lo exige. ¡A las barricadas! :excited:
