lapizlatzuli
Curveando
Dia 75. Domingo 02 de julio 2017. Strasbourg – Orange (Francia) 675km
Noche de lluvia que se confirma por la mañana al ver desde la ventana que esta todo mojado. El cielo sigue muy negro, pero parece que se ha tomado un descanso, tal vez recuperando fuerzas para llover más fuerte.
Por supuesto salgo con mi segunda piel, el traje de agua, pues puede seguir lloviendo en cualquier momento, como se confirma poco después.
Como ye he comentado y todos podeis imaginar estoy cansado de autopistas, así que inicio la ruta por la carretera nacional con la intención de distraerme y salir de la monotonía de los días pasados.
Por desgracia 80 km más tarde decido entrar de nuevo a la autopista, pues los 80km que he recorrido hasta llegar a Colmar han sido cruzando infinidad de pueblos, todos ellos preciosos, eso si, pero donde los límites de velocidad de 50km/h y 70kn/h hacen que haya dedicado más de una hora en recorrerlos. Así no llegaré este mes a casa, por lo que en la siguiente entrada accedo de nuevo a la aburrida y recta autopista de peaje.
Finalmente parece que ya no queda más agua en el cielo, y milagrosamente deja de llover. Algo así creo que debió pensar Noé cuando navegaba en su arca, aunque compartiendo su misma felicidad no me atrevo aun a quitarme la ropa de agua.
Al llegar al primer peaje de autopista encuentro un atasco monumental, pues os recuerdo que es el primer fin de semana de julio y los vecinos franceses tienen las mismas costumbres que nosotros: disfrutar de sus días de vacaciones y dirigirse a la playa.
Así que ahí estaba yo, en medio de miles de franceses atascado en la autopista y asfixiándome de calor dentro de mi chaqueta de invierno con la cabeza embutida en el casco…y por supuesto con mi traje de agua.
Para colmo la moto retoma su mala costumbre de escupirme el liquido refrigerante antes de arrancar el ventilador, y con un cabreo en aumento logro llegar a la barrera que me salto como si no fuera para mi, intentando compensar el mal rato que me han hecho pasar.
Por supuesto salta la alarma, aunque no sale nadie en mi búsqueda. Todo puede ser que me llegue denuncia, pero mi cabreo es demasiado grande en ese momento y no pienso en ello.
Una vez pasado el atasco retomo mi dinámica de contar coches verdes, matriculas impares e imaginar conversaciones conmigo mismo… es lo que tiene pasar antas horas sobre la moto y de alguna manera me tengo que entretener, no todo va a ser pensar en física quántica y agujeros negros de lejanas galaxias.
En mi siguiente parada en una gasolinera finalmente decido desprenderme del traje de agua, esta vez ayudado por un sol que achicharra con toda su fuerza y la ausencia de nubes de ningún tipo en el cielo. Aprovecho igualmente para hacer un pic nic, pues en las gasolineras de autopistas francesas venden absolutamente de todo.
Conforme voy hacia el sur va aumentando la temperatura, así que poco después debo parar de nuevo para guardar en la maleta los guantes y el protector de cuello de invierno que llevo desde Kazajistán cuando empezaron las dichosas lluvias.
En el siguiente peaje me encuentro un control antiterrorista con infinidad de policías y gendarmes, así que a pesar de que esta vez no hay atasco de haberlo encontrado ni me habría planteado saltar la barrera, tonterías las justas.
Y como la naturaleza no quiere dejar que me olvide de ella lo que hasta ahora había sido agua pasa a ser viento, un fuerte viento con el que el dios Eolo me castiga por algún motivo desconocido durante el resto del viaje. Supongo que no hace falta comentarlo, pero por supuesto el viento es lateral y racheado, faltaría más.
Finalmente llego al hotel que tengo para hoy cerca de Orange, donde tras la ducha de rigor salgo a cenar a un restaurante de comida rápida, de esos que no me gustan pero que son tan útiles en momentos como este.
De regreso paseando al hotel me sorprende el olor que desprenden los pinos del camino, este es el olor al mediterráneo, y aunque aún no he llegado al mar, el olor ya me transporta a mi tierra.
Mañana dormiré en casa.
GASTOS
GASOLINA 27€ 18,8 LITROS
20€ 13,5 LITROS
HOTEL 41,5€
.
Noche de lluvia que se confirma por la mañana al ver desde la ventana que esta todo mojado. El cielo sigue muy negro, pero parece que se ha tomado un descanso, tal vez recuperando fuerzas para llover más fuerte.
Por supuesto salgo con mi segunda piel, el traje de agua, pues puede seguir lloviendo en cualquier momento, como se confirma poco después.
Como ye he comentado y todos podeis imaginar estoy cansado de autopistas, así que inicio la ruta por la carretera nacional con la intención de distraerme y salir de la monotonía de los días pasados.
Por desgracia 80 km más tarde decido entrar de nuevo a la autopista, pues los 80km que he recorrido hasta llegar a Colmar han sido cruzando infinidad de pueblos, todos ellos preciosos, eso si, pero donde los límites de velocidad de 50km/h y 70kn/h hacen que haya dedicado más de una hora en recorrerlos. Así no llegaré este mes a casa, por lo que en la siguiente entrada accedo de nuevo a la aburrida y recta autopista de peaje.
Finalmente parece que ya no queda más agua en el cielo, y milagrosamente deja de llover. Algo así creo que debió pensar Noé cuando navegaba en su arca, aunque compartiendo su misma felicidad no me atrevo aun a quitarme la ropa de agua.
Al llegar al primer peaje de autopista encuentro un atasco monumental, pues os recuerdo que es el primer fin de semana de julio y los vecinos franceses tienen las mismas costumbres que nosotros: disfrutar de sus días de vacaciones y dirigirse a la playa.
Así que ahí estaba yo, en medio de miles de franceses atascado en la autopista y asfixiándome de calor dentro de mi chaqueta de invierno con la cabeza embutida en el casco…y por supuesto con mi traje de agua.
Para colmo la moto retoma su mala costumbre de escupirme el liquido refrigerante antes de arrancar el ventilador, y con un cabreo en aumento logro llegar a la barrera que me salto como si no fuera para mi, intentando compensar el mal rato que me han hecho pasar.
Por supuesto salta la alarma, aunque no sale nadie en mi búsqueda. Todo puede ser que me llegue denuncia, pero mi cabreo es demasiado grande en ese momento y no pienso en ello.
Una vez pasado el atasco retomo mi dinámica de contar coches verdes, matriculas impares e imaginar conversaciones conmigo mismo… es lo que tiene pasar antas horas sobre la moto y de alguna manera me tengo que entretener, no todo va a ser pensar en física quántica y agujeros negros de lejanas galaxias.
En mi siguiente parada en una gasolinera finalmente decido desprenderme del traje de agua, esta vez ayudado por un sol que achicharra con toda su fuerza y la ausencia de nubes de ningún tipo en el cielo. Aprovecho igualmente para hacer un pic nic, pues en las gasolineras de autopistas francesas venden absolutamente de todo.
Conforme voy hacia el sur va aumentando la temperatura, así que poco después debo parar de nuevo para guardar en la maleta los guantes y el protector de cuello de invierno que llevo desde Kazajistán cuando empezaron las dichosas lluvias.
En el siguiente peaje me encuentro un control antiterrorista con infinidad de policías y gendarmes, así que a pesar de que esta vez no hay atasco de haberlo encontrado ni me habría planteado saltar la barrera, tonterías las justas.
Y como la naturaleza no quiere dejar que me olvide de ella lo que hasta ahora había sido agua pasa a ser viento, un fuerte viento con el que el dios Eolo me castiga por algún motivo desconocido durante el resto del viaje. Supongo que no hace falta comentarlo, pero por supuesto el viento es lateral y racheado, faltaría más.
Finalmente llego al hotel que tengo para hoy cerca de Orange, donde tras la ducha de rigor salgo a cenar a un restaurante de comida rápida, de esos que no me gustan pero que son tan útiles en momentos como este.
De regreso paseando al hotel me sorprende el olor que desprenden los pinos del camino, este es el olor al mediterráneo, y aunque aún no he llegado al mar, el olor ya me transporta a mi tierra.
Mañana dormiré en casa.
GASTOS
GASOLINA 27€ 18,8 LITROS
20€ 13,5 LITROS
HOTEL 41,5€
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