Os pongo aquí mi crónica de ayer....Aviso que es bastante larga, pero la he querido hacer así, como viniera...., como saliera..., sin que el tiempo o el espacio fueran la limitación....Espero que os guste:
Esta moto es increíble...Esta mañana no podía dormir. Me he levantado inquieto, después de no parar de dar vueltas y más vueltas en la cama.
Todo el año esperando las vacaciones, para hacer ese ansiado viaje en moto....Y luego, por unas cosas y por otras, te ves confinado en la realidad diaria de tu ciudad, tus gentes, tu casa....Y encima, no te puedes quejar....Porque estás de vacaciones!!!
Pero tú, en tu fuero interno, de lo que tienes ganas es de subirte en la moto..., y marchar lejos. No importa dónde.
Y hoy no he podido más. Con las primeras luces del día me he levantado. He ido a la habitación de al lado, donde tengo las cosas de la moto y en el primer cajón he cogido una camiseta. Jerez 2016, ponía. No es de las que más me gustan, pero me valía. Es más, me hubiera puesto igualmente cualquier otra.....Eso sí, cumpliendo el requisito de que fuera una camiseta de moto.
Al cerrar la puerta del armario, he visto varios cortavientos. He cogido el menos invernal... Por si acaso, me he dicho.
En la cocina he tomado algo. No mucho porque ya intuía un buen almuerzo motero.... Es una de las mejores cosas que tiene salir con la moto, que te da excusa para un fabuloso almuerzo con los amigos....Oí, iría sólo, sin amigos....¡¡Pero el almuerzo no podía faltar!!
He bajado al garaje. Allí estaba ella, con sus dos ojos mirándome fija, como sorprendida de que a tan temprana hora, fuera a visitarla.
Ella sabe de todos modos de mis horarios siempre algo extraños, pero nunca se ha quejado. Siempre me ha mostrado su mejor cara y su docilidad, sin quejarse nunca cuando la he puesto en marcha...Al revés, a menudo se muestra muy alegre con un sonoro BRUMMMM..., cuando oprimo el botón de Start.
De un vistazo rápido he visto que estaba bien de todo. Neumáticos con apenas dos mil km, la revisión hecha hace poco, el depósito lleno...Sí, todo estaba OK.
He abierto el armario y rápido me he puesto los pantalones y chaqueta perforados, de verano; las botas-zapatillas de caña corta, ideales para el calor; los guantes de piel fina y el casco modular. Pero por si acaso hiciera mucho calor, he cogido también los guantes finos perforados y el casco abierto, tipo jet. Al fin y al cabo, llevo sitio de sobra en el topcase.
No llevo las maletas, pero con la bolsa de Givi de 15 litros, me apaño bien para llevar las gafas de sol, el móvil, unas herramientas mínimas, un para de bombillas, el antipinchazos y poco más.... Ah, sí, en el último instante he cogido y puesto ahí el chaleco refrigerante..., por si las moscas.
Eran las 7.12 h cuando salía de la ciudad. Apenas había movimiento, para ser un viernes. Sólo algunos madrugadores como yo, que enfilaban hacia la autovía.
He tomado la nacional hacia Requena. Hacía frío. 16 grados en el termómetro de la moto. He subido la pantalla PUIG hasta arriba y he cerrado bien el casco y la ropa. La zona, llana y con rectas, no invitaba a correr. Tampoco tenía ganas. De hecho, he puesto el modo RAIN-Soft, como hago siempre en la mañana, no sea que alguna posible mancha de humedad me dé algún susto.
No me gusta forzar la moto tan temprano. Creo que a ella le pasa como a las personas, que necesitamos ir poco a poco cogiendo el ritmo...
A esa velocidad, no obstante, sentía como el frescor de la mañana me alcanzaba en los brazos desnudos bajo las mangas perforadas del Airflow. Y tras algo de tiempo "haciéndome el machito", he decido parar. Habían pasado poco más de 50 km. Estaba en la zona de Casas Ibáñez.
En cuanto me he puesto el cortavientos, me he sentido mejor, con más alegría.... Pronto, lo sabía, me esperaban las bonitas curvas de Villatoya, tan queridas por los moteros valencianos, que no dejan de visitarlas un fin de semana sí y el otro también.
En cuanto me he acercado he cambiado el Modo, poniendo el ROAD-Normal. Estaba seguro que así me sentiría mejor, más seguro, al evitar que la amortiguación balancee.
Aunque el asfalto está recién cambiado, recuerdo que a esta hora temprana es mejor no apurar. Así lo hago. Dejo balancear la moto de una curva a la siguiente...El motor está en pleno rendimiento...Aunque no le exijo...¡Tampoco hace falta!. Es una auténtica gozada ir subiendo y bajando marchas, entre 2ª y 5ª..., a pocas vueltas. En algunos casos, ni cojo el embrague. Aunque no llevo el cambio PRO, no lo echo en falta en absoluto. La moto es todo dulzura, suavidad, buenas maneras.....
Y recuerdo como no era así al principio...Pero, felizmente, eso ya pasó...
En una curva muy cerrada me percato lo bien que va el embrague anti-rebote, bajando dos marchas seguidas. No hay resistencias, tampoco estridencias o malas formas. El motor y las ruedas leen la carretera perfectamente..., idealmente.
Estoy disfrutando....Me doy cuenta de ello....Y eso que el ritmo, si me vieran mis amigos, dirían que es de abuela...Pero me da igual. Hoy sólo quiero disfrutar de la moto, yo sólo, como me pida el cuerpo....¡¡Nada más, sólo eso!!
Al llegar a Los Isidros, he pensado en tomar dirección a la Venta del Moro. Curvas y más curvas de 2ª y 3ª velocidad, con alguna hasta de 1ª. Buen asfalto, con escasos coches. El paisaje ya hace rato que es bonito, como a mí me gusta, cargado de pinos cuyo aroma puedes notar, y aspirar, aún desde dentro del casco.
Pero en el último momento, he seguido sin desviarme. Iría al Pontón y Requena, para luego seguir hacia el Pantano de Buseo.
Al fin y al cabo, hace mucho que no hemos pasado por allí. Recuerdo que fue una de las primeras carreteras que descubrí con mi anterior moto, la K1200GT. Una muy buena moto sin duda, con un motor endiablado, pero que me hacía sudar de lo lindo en los puertos y en las carreteras cerradas de esas que poco a poco han pasado a ser mis preferidas.
Me levanto un poco la pantalla. Las rectas hasta El Pontón invitan a dejar correr la moto en sexta, apenas a 4.000-4500 vueltas.... La temperatura ha subido algo, pero no mucho. Está nublado. Va a ser un fantástico día de moto, me digo.
Al llegar a Requena cojo la autovía dirección a Madrid. Me salto enseguida por la CV-395 dirección a Chera, Sot de Chera, Chulilla... La ruta se vuelve estrecha, mucho, apenas para que quepa un eventual coche y mi moto. Voy disfrutando del paisaje y la conducción. Bonitas vistas. Barrancos espectaculares, que llegan a dar miedo. Me detengo un para de veces, a sacar fotos.
Pasa un chico con una Versys 650. Va tranquilamente a ritmo, como sólo las trail saben hacer tan bien por estas carreteras.
Las Trail.....¡¡ y MI ESTRELLA!!, porque la RT es una GS, o una Adventure, vestida de largo...., casi con sus mismas cualidades dinámicas, pero más aparentes para el día a día.....
Me recuerda a los serie 5 de la marca. Coches vestidos para que les gusten a tus padres y a tus jefes, coches serios de gente seria, pero que encierran dentro potentes motores y chasis superágiles con los que poder sorprender a coches aparentemente más deportivos.
Por estas carreteras lentas, el tiempo va pasando. Aunque todavía está nublado y hace fresquito. Comienzo a salivar pensando el almorzar.
Pronto pararé, me digo. En cualquiera de esos pueblos se almuerza bien.
Con lo que no contaba es con que son fechas de fiestas, los pueblos están llenos. En alguno aún estaban los servicios de limpieza intentando limpiar los estragos de la noche anterior, que se ve que se ha alargado hasta hacía poco.
Sí, mejor seguir adelante. Al pasar Chulilla, tomo la CV35. Pronto estoy cruzando Tuéjar. Veo varios bares con mesas en la calle. La gente está almorzando. Paro en uno de ellos. La moto, a la vista.
El chivito, que es la especialidad de casi toda la zona de Valencia, es una magnífica experiencia de bocadillo para quienes no lo conozcan. En este caso, me lo ponen de pollo a la brasa, queso, tomate y panceta. Falta el huevo, pero no me quejo. En cuanto doy el primer bocado, reconozco haber acertado con el sitio.
El tinto con gaseosa entra bien.... Tras los primeros sorbos, noto cómo se sube. Recuerdo que son días de campaña de alcoholemia. Mejor no pasarse con el vino...., no sea que....
Así lo hago.
Enseguida, tras el café correspondiente, pido la cuenta. 5 euros me pide el chico. Pensé que iba a ser más...Además, había pedido unas olivas.
Así da gusto. Un sitio para volver con los amiguetes, me digo.
Al subir a la moto, sintiendo ya el calorcillo agradable del almuerzo..., y de la mañana, que ya ha despejado, con un sol resplandeciente, no me pongo el cortavientos....Dudo en ponerme el casco abierto, pero finalmente opto por no hacerlo. Recuerdo que viene una zona de curvas rápidas. Mejor, me lo dejo para más tarde, cuando el calor apriete.
Enseguida me desvío hacia el Embalse de Benagéber. Sigue sin haber tráfico alguno. LA ESTRELLA quiere marcha. Son curvas de 3ª y 4ª, alguna de 5ª. Juego con el cambio, con las revoluciones, con la pantalla, que subo o bajo, según la velocida, el ritmo y la carretera. En ocasiones, con la conducción que me recuerda mis muchos años de deportiva japonesa, me gusta llevar abajo la pantalla, casi del todo. No sé, pero me parece que veo mejor entonces el asfalto....Y eso, que ahora, desde que me han puesto gafas, es una virguería poder llevar gafas de sol progresivas, con la misma visión que con las normales...Antes tenía que elegir, entre llevar gafas de sol, y no ver mucho, o no llevarlas y fastidiarme con el sol...
También iba jugando con los modos de motor. Es la ventaja, nunca bastante valorada, de esta moto. En cuanto el asfalto se pone peligroso, no hay nada como poner el Soft-Rain, para evitar derrapes traseros y que la moto se trague todos los baches sin problemas....Y si el asfalto mejora, ya puedes elegir, entre el Road-Normal y el Dinamic-Hard.
Hoy, en algún tramo, disfrutando de la conducción deportiva, he puesto este modo.... Inmediatamente, notas como los amortiguadores se tensan. La moto deja de balancearse y aún así, no llega a ser un suplicio, si te encuentras con algún bache, como ocurre con las ERRES.
He disfrutado mucho en el tramo hasta Casas de Medina, no en vano un trozo forma parte del que recorren los pilotos de un rally de coches que se corre allí todos los años.
Y he disfrutado, no solo por la carretera. También por los bonitos paisajes, llenos de pinares...¡¡De esos que te engrandan la mirada y el alma!!
Ya eran algo más de las 12. Llevaba 5 horas de moto. Me quedaba la vuelta a casa. Pero no tenía ganas de volver. Todavía por delante una bonita vuelta, con varias posibilidades de ruta.
Al llegar a Utiel, he tomado la carretera que te lleva a Venta del Moro, por Caudete de las Fuentes. De allí a Los Isidros. Hacía calor. Este tramo es lento. De buen asfalto, recién puesto, pero bueno y limpio. Las tumbadas en algunos sitios pueden llegar a hacer rozar las estriberas, cuando tienes visibilidad...
En esas curvas, de 2ª y 3ª, con pista libre por delante, oyes rugir el escape, mientras empalmas las marchas. Los neumáticos pueden llegar a hacer saltar el Control de Tracción, si no vas en Dynamic. Es muy divertido. Mucho!! Aunque me he acordado de mis Michelin Pilot Road 2 CT, que tan difícil es que lleguen a resbalar en estas condiciones.
El trasero que llevo, un Continental Conti Motion 190/50, una prueba que quería hacer hace tiempo, pues se trata de un neumático monogoma, desliza muy bien, haciendo muy divertida la conducción. Delante no hay problema, porque llevo el PRoad 2CT que tan bien conozco, y que me da tanta seguridad.
Lo malo de este Continental es que no parece que vaya a pasar de los 5 mil km....Menos mal que al menos no es caro.
El último tramo, tras las curvas de Villatoya, donde ahora sí que las he gozado, pues estaba todo seco y no había tráfico ninguno, ha acabado cuando he tomado el desvío hacia Casas de Ves. Allí he parado junto a una fuente. Un buen trago de agua y humedecer totalmente el chaleco refrigerante, han sido la mejor opción. El termómetro pasaba de los 27 grados.
Me he puesto, ahora sí, el casco jet abierto, y he seguido por Zulema, Las Eras, hasta Alcalá del Júcar. El ritmo ahí era lento, pues es zona de turistaas..., aunque la carretera es muy bonita, con las famosas curvas de la bajada a Alcalá (¿quién dice que en España no tenemos "tornanti"??).
De allí he seguido, solitario ya por La Recueja y Jorquera, por las Hoces del Júcar. Una carretera lenta, con tramos de asfalto bacheado, pero muy bella, recorriendo la ribera del río, hasta llegar al espectacular Jorquera, que se levanta imponente con su muralla y castillo.
Al subir allí, ya con territorio despejado de vegetación...., el trasero empezaba a quejarse, y no por el cómodo asiento que me puso Márquez, sino por el calor del verano y las horas de moto....
Aún así, el tramo hasta Alborea y Valdeganga se me ha pasado rápido. La pantalla de la moto bajada, el casco levantado, con las gafas de sol protegiéndome los ojos, el chaleco refrigerante --que es un invento maravilloso para no pasar los agobios propios del verano y la moto--, y un ritmo tranquilo, en el que iba apurando los últimos instantes de esta fantástica moto....
Poco después, a las 14:12 entraba a mi ciudad. Justo seis horas después de salir de ella. Pero era otra persona, totalmente nueva, feliz y completamente relajada...
De hecho, después de la ducha y comer, la siesta se convirtió, por sí misma, en un suceso maravilloso, singular y único...
Me queda la duda de si en ella, en mis sueños, todavía seguí.... ¡montando en moto!