Dia 59. Viernes 16 de junio 2017. Osh - +30km pasado Toktogul (Kirguizistan) 435km.
Tras varios días en Osh finalmente toca moverse, así que dejo el hostel a primera hora de la mañana, pero la verdad es que no os engañaré diciendo que soy el primero. No me explico cómo pero siempre me lio a última hora.
Ayer se me hizo tarde buscando información sobre la ruta a seguir, que ver en la zona, por donde salir dirección a Mongolia y diferentes opciones para entrar a Rusia camino de Mongolia así que esta mañana me costó salir de la cama.
No tengo nada claro lo que voy a hacer en mi siguiente etapa de viaje, aunque al menos ahora tengo gomas nuevas y puedo alargar la decisión unos días más.
Me he despedido de Werner, pues aunque parece que seguiremos la misma ruta él ha decidido quedarse esta mañana con sus amigos, así que nos damos indicaciones, le explico donde me dirijo y tengo la intención inicial de poner el huevo esta noche, y me marcho, tal vez luego me encuentre con él, pero no confío en ello.
Salgo de la ciudad dirección norte por la M41, sigue siendo la misma carretera de la Pamir, aunque ha perdido el encanto que tenia previamente. La salida de la ciudad es caótica, muchísimo tráfico, tres coches donde solo hay dos carriles, camiones como reyes de la carretera, pues son los más grande… después de tres días de relax en Osh no tengo buen día y todo me cabrea.
Mural y estatua a los caballos, sin duda estoy en el pais de los caballos
La carretera no es mala, poco a poco el tráfico va mejorando y vuelve a ser la típica que cruza pequeños pueblos y con la que me deleito mirando los paisajes. Recorro la vía que une Osh con la capital, Bishkek, aunque pasados unos km de la salida de la ciudad el tráfico casi que desaparece y yo me reconcilio de nuevo con el mundo.
Lo que no desaparece, al contrario, parecen multiplicados, son los controles de policía. En menos de 100km cuento 12 coches con pistolas de radar, así que después de las experiencias vividas decido pegarme al culo de un camión que va deprisa y evitar que me vean.
A pesar de todo me canso de ir tras el camión y claro, podéis imaginar lo que pasa, verdad? pues me para de nuevo la poli, claro está, en busca de dollars!, dollars! Esta vez cruzaba el pueblo a 40km/h, así que tengo claro que no suelto ni un duro.
El tío se baja del coche y de malas maneras me intenta intimidar a base de "documents! Documents!" yo le entrego el pasaporte y me sigue intentando vender la moto de que un radar en la esquina me ha pillado muy deprisa...
Yo le digo que busco un hotel, que si voy bien para Bishkek y que a cuanto esta el quilo de cerezas, pues total, ni me entiende ni yo lo quiero entender a él, y de dólares ni olerlos!
Él a lo suyo, insiste gesticulando con mi preciado pasaporte en la mano y yo insisto con mi hotel y si voy bien para Bishkek, a ver quien se cansa antes... Y al final, tras demasiado tiempo haciendo el idiota gano por pesado, me devuelve el pasaporte y yo sigo con mi cantinela pesada de hotel? Bishkek?... No siempre saldrá bien, pero hoy me libro. Ya estoy hasta los cojones de estos sinvergüenzas.
Lo que tengo muy claro tras estas mal experiencias es que hay que salir de casa con unos documentos de “pega” para cuando te encuentras un personaje de estos, pues directamente te extorsionan con no devolverte los papeles de la moto, el pasaporte o el carnet de conducir. Insisto, la próxima me hago unas copias para estos casos, y si se pone la cosa mal, arranco y que les den a ellos y a los papeles que se quedan atrás…
vendedores a pie de carretera los encontraré a lo largo de toda la carretera
A medio camino empieza un puerto de montaña donde puedo experimentar el agarre de mis nuevos neumáticos de tacos,
Por primera vez en el viaje tengo un susto muy gordo a lomos de la moto. Atrás quedan como pequeñeces los camiones en dirección contraria y los coches en paralelo de Iran, los intentos de cruzar una calle o el quedarme atascado en los estrechos pasillos de la ciudad vieja, o las caídas de la moto recorriendo las pistas de la Pamir.
En este caso estoy subiendo bastante alegre el puerto de montaña, carretera de curvas, estoy medio despistado con el paisaje y encuentro un camión tipo 6x6 con el que entretengo demasiado la vista mientras lo adelanto, cuando aparece un cráter lunar en medio de mi trayectoria.
A esas alturas tengo el camión a mi derecha, una curva frente a mi y caigo en el agujero a demasiada velocidad, rebotando la parte trasera de la moto al salir del agujero y despegándose del asfalto durante unos segundos que se me hacen eternos.
Aterrizo bien, sin problemas, los del camión deben pensar que este turista es idiota y de la que ha librado, y yo doy gas intentando recuperar el ritmo cardiaco, pues si paro en el arcén con el temblor que tengo en las rodillas no me aguantaré en pie.
A partir de ahí redoblo la atención y disminuyo la velocidad, pues pienso en lo que podría haber sucedido y decididamente no es el mejor sitio para tener un accidente.
Al coronar el puerto me encuentro dos KTM naranjas, así que me acerco a saludar. Se tratan de un austriaco cargado como un burro que en francés me explica que tiene problemas de temperatura en su 990.
Monta tres enormes maletas de aluminio, dos neumáticos sobre el asiento, una gran bolsa trasera y otra sobre deposito… vamos, otro que se ha equivocado llevando cosas de viaje como yo, pero elevado a la enésima potencia.
Dice que se dirige a Mongolia, pero no lo veo llegando muy lejos con todo eso…
Junto a él hay una pareja de Moscú, puro diseño, ella estupenda de la muerte, guapísima, ambos en zapatillas de deporte, pantalones cortos, camiseta de tirantes y ella roja como un tomate quemada por el sol.
Se está rebozando en crema que ha comprado en una pequeña tienda que hay en lo alto del puerto, y me dicen que como hace mucho calor se dirigen a un lago cercano a alquilar una cabaña y pasar la tarde en el agua.
Me parece una idea genial, pues hace un calor asfixiante, pero como no me invitan a acompañarlos decido seguir mi camino y no me dejo tentar por mi imaginación pensando en la rusa en biquini chapoteando cual sirena de agua dulce...Pero bueno, ¿A que vienen esas risas?¿Por quién me habéis tomado?
A media tarde llego a Kara-kol, a orillas del lago Toktogul, con unas vistas preciosas del agua color turquesa. Lo recorro bordeando su orilla hasta llegar al pueblo que tiene el mismo nombre que el lago, donde esta mañana había hablado con Werner que sería mi fin de etapa.
No logro dar con un ghesthouse que aparecía en mi aplicación, y lo que he visto en el pueblo no me llama la atención como para quedarme aquí el resto de la tarde, así que tras dar una vuelta decido continuar mi camino.
Dejo atrás el pueblo y recorro la carretera que se adentra en una zona boscosa, estoy subiendo un puerto de montaña y la carretera se me hace de nuevo atractiva, aunque poco a poco la tarde va llegando a su fin y yo no tengo donde pasar la noche.
Según el mapa no hay pueblos cercanos, así que mientras avanzo voy mirando la zona para buscar un sitio donde plantar la tienda cuando llegue el momento.
Descubro algún pequeño restaurante junto a la carretera, pequeñas paradas de viajeros dispersas a lo largo del camino, así que finalmente decido probar suerte en una de ellas. Se trata de un pequeño complejo de restaurante y alojamiento junto a un rio de aguas bravas, con terrazas tipo “merendero” que por supuesto ahora no tiene a nadie, así que tras ver la habitación y negociar el precio descargo los trastos y me dirijo a la cabaña de madera que hace las funciones de bar restaurante.
Allí disfruto de una cerveza mientras me preparan una sopa con pasta rellena flotando dentro, que a estas horas, todo hay que decirlo, esta deliciosa.
Estando disfrutando de mi segunda cerveza a temperatura ambiente, pues la cerveza fría no se lleva por estos sitios, oigo un ruido de moto y veo pasar a mi compañero de aventuras.
Salgo a su encuentro y alegremente me comenta que como al llegar a Kara-kol no me ha encontrado en ninguno de los guesthouses ha seguido camino a ver si daba conmigo, habiendo encontrado a dos motoristas alemanes en un restaurante de carreta que le han dicho que me habían visto pasar.
Tras dejar las cosas en la habitación nos sentamos alegremente a la mesa, y poco menos que celebramos el reencuentro, pues sinceramente no teníamos muy claro vernos de nuevo.
Alargamos la cena con unas cervezas extras, la compañía es estupenda y el ambiente es genial dentro de un bosque junto al rio… poco más podíamos pedir para terminar el día.
GASTOS
GASOLINA 340 SOM (4$) 9 LITROS
HOTEL 1500 SOM (20$ aprox)
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