A partir de ahí comienza la larga subida al primero de los colosos del día, el Passo di San Bernardino (2065 m).
Veréis que, en la subida, la carretera número 13 (símbolo con fondo azul) va en paralelo con la teórica autopista que lleva el mismo número (símbolo con fonde rojo). Y digo teórica autopista porque, si bien en sus primeros kilómetros tiene 2 carriles por sentido y mediana, hay un momento en que se convierte en una carretera de un carril en cada sentido. Eso sí, el carril es mucho más ancho de lo normal, y va subiendo vertiginosamente, con potentes curvones.
La carretera, por su parte, es más estrecha, está bastante bien asfaltada y tiene, sobre todo en su parte alta, muchas curvas de radio corto
Tanto la carretera como la autopista convergen en un área de descanso, a la altura del pueblo de San Bernardino, desde donde la carretera sigue serpenteando hacia la cima del puerto de montaña, mientras la autopista atraviesa el macizo por un túnel.
Tenedlo en cuenta como alternativa, por si os toca un día con muy mal tiempo, porque no hay otra forma de salir de la zona con rumbo norte.
Y lo del mal tiempo no lo digo por decir. Según mi observatorio meteorológico personal, la probabilidad de que te caiga una tormenta en la zona entre Biasca, Bellinzona y el San Bernardino, en Agosto, es del 100%. Verificado con 3 observaciones de campo. Es decir, que he pasado 3 veces por ahí, en 3 años diferentes, y en los 3 me cayó una tormenta, por ejemplo la “ciclogénesis explosiva style” del primer año, en el que se me empañaron hasta las gafas y, a pesar de ser las 12 del mediodía, apenas se veía algo.
Hasta tengo ubicado un puente sobre la autopista, entre Bellinzona y Biasca, en el que me he tenido que parar a ponerme el traje de agua 2 años consecutivos.