Tras unos meses de uso de una CRF 250 L, a la par que una DR 350 SE que tengo desde hace más tiempo, me he planteado escribir esta comparativa (se viene ladrillo, advertido estás...) porque son dos modelos muy nombrados en este hilo y porque representan bastante bien dos épocas en el trail de baja y media cilindrada.
Conste que estas son mis opiniones, nada más. De todas formas, me vais a crucificar...
Las contrincantes:
Suzuki DR 350 SE de 1999
Neumáticos Bridgestone TW 301/302 puestos nuevos al poco de adquirirla.
Todo repasado y engrasado: horquilla, amortiguador, rodamientos, etc, etc, etc.
Honda CRF 250 L de 2014
Delantero Continental TKC 80 en muy buen estado y trasero Michelin Anakee Wild a medio uso.
Igual de repasada y al día de todas sus necesidades.
Estética:
Me gustan mucho las dos, cada una a su manera. La DR es la imagen del concepto trail original, mientras que la CRF tiene un aspecto más endurero y actual. Visualmente resulta más ligera la Honda. Por la ciudad te miran más y mejor con la Suzuki.
La sensación de robustez que transmite la Suzuki es superior y la calidad de los materiales empleados no tiene nada que envidiar a la de la Honda, a pesar de mostrar ya algunas (pocas) cosas de la edad.
Los relojes analógicos siempre me han gustado por su facilidad de lectura y, además, la Honda no tiene cuentarrevoluciones; tal vez sea este el elemento visual que más marca la diferencia de época entre ellas, aunque a nivel estético, todo ello denota el paso de varias generaciones de motos. Horquilla invertida, mandos, faro, carrocería... todo tiene un diseño mucho más actual en la Honda.
Ergonomía:
Ninguna protege del viento lo más mínimo. Si acaso la CRF, con las aletas del radiador desvía un poco el aire de las piernas, pero vamos, casi anecdótico.
Los mandos están en su sitio en ambas motos, todo a mano, aunque con un detalle en contra de la Honda: el botón de la bocina está encima del de los intermitentes y lleva a confusión, especialmente cuando necesitas tocar el pito con rapidez... El diseño de los mismos, pues como lo demás: mucho más actual en la Honda. También más suave. El embrague es de mantequilla y el acelerador parece que sea electrónico por su suavidad en todo el recorrido. La Suzuki no es tosca en absoluto, pero es más dura en ambos elementos.
La postura es muy diferente. En la Suzuki se va más "sentado", con los pies un poco más adelantados y los brazos en una posición muy natural. En cambio la Honda nos ofrece una postura más cercana a sus primas de enduro, más al ataque, con los brazos más abiertos y el cuerpo queriendo tirarse hacia adelante. El mullido del asiento de la Suzuki es cómodo para una moto de este tipo y es más ancho que el de la Honda, más estrecho y duro, aunque sorprendentemente cómodo cuando se va en ella. Si nos ponemos de pie, se muestra lo compacto y trailero de la Suzuki, que la hace un poco incómoda en esta posición por obligar a ir demasiado agachado. Llevo el manillar de serie y mejoró bastante con unas alzas de 20 mm. Aun así, las estriberas están bastante adelantadas, por lo que yendo erguido estamos muy cerca del manillar, cosa que con las alzas se nota todavía más. La posición de pie en la Honda es prácticamente perfecta, midas lo que midas. Todo está a la distancia correcta, la estrechez del conjunto permite usar las piernas como se quiera y te puedes desplazar adelante y atrás con toda soltura y sin estorbos, tropiezos ni malabarismos.
En caso de llevar pasajero, con la Honda tiene que ser algo puntual, mientras que en la Suzuki irá bastante cómodo y molestará menos al conductor.
Motor:
Si vemos las cifras de par y potencia nos queda claro cual ofrece más prestaciones. Pero es sobre todo el comportamiento a lo largo de todo el rango de revoluciones lo que marca una diferencia aún mayor.
La Honda funciona en la zona alta, de lo contrario es como una 125, probada también con un piñón de un diente menos (en mi caso prefiero el desarrollo original). En cambio la Suzuki es aprovechable de principio a fin. Tiene unos bajos poderosos y agradables y estira hasta el final. La CRF es más explosiva al final del cuentavueltas, pero no hay casi nada abajo y muy poco en medio. En lo único que la DR no tritura al moderno dosymedio es en suavidad. No es que la Suzuki vibre mucho, pero la Honda es un prodigio: ¡nada! Un monocilíndrico de cuatro tiempos que ¡no vibra! Yo me quedo con el motor de la DR de largo, a falta de probar una CRF 300 L y ver si mejora un poco esos bajos y medios.
Los consumos son irrisorios en las dos, con una diferencia de menos de medio litro a favor de la Honda. La autonomía también es similar.
Parte ciclo y suspensiones:
Las suspensiones de la Honda trabajan bien tanto en asfalto como en campo. Si el ritmo aumenta, se muestran un poco blandas, aunque suficientes para hacer trail, absoben de sobra para este fin. En la Suzuki iremos algo más cómodos, pero cuando el ritmo aumenta se empieza a notar que el conjunto es menos rígido que el de la Honda, especialmente la horquilla. Aquí la moderna invertida gana a la clásica por rigidez y absorción. La parte trasera mantiene más el tipo, traccionando muy bien y ayudando con el mayor par de la DR.
Frenos:
Clara ventaja para la Suzuki. Son más potentes y más dosificables. El trasero de la Honda es realmente desagradable por su relativa falta de potencia y, sobre todo, porque tiende a bloquear la rueda con demasiada facilidad, no es nada progresivo. Los de la DR no tienen pega alguna y son muy fáciles de modular en el campo, cumpliendo de sobra y por encima de la Honda en el asfalto.
Comportamiento en asfalto:
La Suzuki resulta más cómoda para rodar en asfalto por asiento, postura más relajada y suspensión más suave y con reglajes. También se pueden mantener ritmos claramente más rápidos por motor, que además es mucho más agradable de llevar, usando bajos y medios, mucho más lleno. Si se necesita hacer kilómetros es mejor opción que la Honda.
A ritmo tranquilo no tienen grandes diferencias de comportamiento pero si empezamos a alegrarnos, la rigidez de la CRF se impone claramente y en curvas la DR se siente más cerca del límite, mostrando un tren delantero que resulta inferior al actual. Probablemente esta sea la diferencia más clara de la evolución que hay entre una y otra en cuanto a su comportamiento. El relativo aplomo de la CRF invita a montar neumáticos de asfalto y ver hasta dónde puede llegar. Quizás es más la sensación de seguridad versus inseguridad, rigidez versus flexibilidad, que la efectividad real, pero uno va más firme con la Honda.
Comportamiento en campo:
Aquí hay haré una clara diferenciación entre un ritmo tranquilo y un ritmo rápido, más aún que en el asfalto. El motor de la Suzuki es brillante, más potente y mucho más lleno que el de su rival en esta comparativa. Esto hace que el disfrute sea mucho mayor en pistas y zonas no demasiado complicadas, pues las diferencias de suspensiones no empañan el comportamiento de la Suzuki y su conducción es más relajada. Si elevamos el ritmo, encontramos que la DR empieza a mostrar antes sus limitaciones de suspensión, pero cuidado con el freno trasero de la CRF, que clava la rueda sin que la moto esté frenando lo suficiente. La tracción de la Suzuki es muy buena y con la Honda no debería haber problemas por su inferior potencia y par. Si necesitamos elevar la rueda delantera, con la primera podremos y con la segunda no.
El embrague de la Honda se ve limitado por la procedencia asfáltica de este motor y hay que andar con tiento cuando las zonas son más complicadas, ya que se calienta con facilidad. El de la Suzuki no se queja en absoluto. No hay diferencia apreciable en el peso, y si tenemos que ayudarnos con los pies, siempre nos vendrá mejor el asiento de la Suzuki, que queda más cerca del suelo.
En conjunto, para tranqui-trail me quedo con la DR 350 SE. La CRF permite ritmos más altos por suspensiones y postura yendo de pie, pero es más incómoda y exigente de motor. Para ritmos más altos, ésta sería mi preferida.
Si nos metemos en berenjenales, los neumáticos marcan la diferencia en cualquier moto, pero a igualdad, me quedo con la Suzuki. Su motor, su embrague infatigable, su capacidad de tracción y su menor altura la hacen mejor cuando las cosas se complican.
En conjunto y resumiendo, yo prefiero la Suzuki DR 350 SE a la Honda CRF 250 L.
Hace poco vendí la Suzuki. ¿Por qué?
Pues principalmente porque no tiene etiqueta medioambiental y eso es un condicionante para mí. Hoy todavía no, pero no tardará mucho y siendo mi artilugio de movilidad de preferencia, sé que en poco tiempo será una limitación. Por eso elijo quedarme con la Honda aunque prefiera y me guste más la Suzuki.
Si has leído hata aquí, ¡enhorabuena! ¡Menudo aguante, campeón!
Reitero que esta es mi opinión y solo mía sobre estas dos motos que creo que son lo más puramente trail de media y/o baja cilindrada de ayer y de hoy. Cualquier otra opinión es enriquecedora e igual de válida, ni que decir tiene.